Henri Antoine Grouès (alias Abbé Pierre) nació el 5 de Agosto de 1912 en Lión. Era el quinto de los ocho hijos de una familia bien situada.
Estudió con los jesuitas. Participó activamente en el Movimiento Scout de Francia. A los 16 años, impactado por la figura de San Francisco de Asís, decide hacerse fraile capuchino, cosa que hará a los 19 años, después de haber distribuido a los pobres la parte de la herencia que le tocaba.
El 1938 es ordenado sacerdote. Por causa de su mala salud tiene que dejar la vida monástica y queda incardinado como sacerdote secular en la diócesis de Grenoble.
Durante la Segunda Guerra Mundial realiza una intensa actividad de salvamento de victimas de la tiranía nazi. Es a partir de entonces cuando comienza a conocérsele como Abbé Pierre, nombre de clandestinidad utilizado en acciones arriesgadas. Salva muchas personas (sobre todo judíos y polacos) perseguidos por la Gestapo. Falsifica pasaportes. Hace de guía de personas que huyen del terror a través de los Alpes o de los Pirineos.
Perseguido él mismo por la Gestapo consigue escapar del cerco muchas veces, pero al final cae arrestado. Consigue huir y llega a Argelia escondido en un saco de transporte postal.
Acaba la guerra y se establece en París, y es elegido diputado por la Asamblea Nacional.
Entre otras iniciativas presenta con otros diputados, un proyecto de ley para el reconocimiento de la objeción de conciencia.
El 1947 alquila para vivir, un gran caserón a las afueras de París. Pronto se convierte en un centro de acogida, donde sobre todo los fines de semana, acuden jóvenes y familias enteras con pocos recursos para pasar unas horas de tranquilidad y reflexión.
Un día meditando el Evangelio ve que el mejor nombre para éste centro de acogida es Emaús:
"Un lugar de Palestina, donde una vez, los desesperados encontraron una nueva alegría".
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Acoge en Emaús algunas familias sin techo. Y comienza ayudarlos a construir sus propias casas. Pronto se encuentra con leyes injustas, leyes que perjudican a los pobres; y se las salta.
Un día, a finales de 1949... Un golpe de gracia como él mismo dice: se encuentra con George, un asesino desesperado de la vida. De aquel encuentro entre un privilegiado y uno que ya quería vivir mas, saldrá el Movimiento Emaús: nos lo explica el mismo Abbé Pierre.
Es sencillo de explicar. Había un hombre, yo, al cual no le faltaba nada; tenía casa y trabajo. Yo era diputado. Entonces se desarrollo el hecho a partir del cual se explica todo lo que ha ido viniendo.
Un hombre había intentado suicidarse. Había estado condenado a muchos años de presidio al penal de Caiena. Por haber salvado una persona durante un incendio fue liberado antes de cumplir la condena, y volvió a Francia cuando ya nadie lo esperaba.
Su mujer vivía con otro hombre y tenían dos hijos. La hija que habían tenido juntos, no la había visto nunca: había nacido cuando él ya estaba en la cárcel. Ésta hija no conocía a su padre, no sabia nada de nada, y a partir de una correspondencia iniciada cuando tenía 15 o 16 años, se hizo una imagen falsa, e idealizada.
Él volvía enfermo, tuberculoso, afectado por el paludismo y un poco alcohólico. Tenía la sensación de hacerle asco, y de romperle el sueño. Sentía vergüenza de él mismo y ya no tenía ganas de vivir.
Me explicaron su historia y fui a verle. Le dije: "Eres infeliz y yo no te puedo ayudar con dinero, porque me los he gastado todo y estoy cargado de deudas con todo lo que he comprado para las familias que no tienen un techo donde protegerse. Tú, dices que lo has perdido todo y te quieres morir: ¿Por qué, antes de quitarte la vida, no vienes conmigo y me echas una mano?. Juntos podemos hacer mas cosas.
Y así empezó todo. No se trataba de hacer caridad ni lo contrario: se trataba de algo más que caridad, de posibilitar que el que aparentemente no tiene nada para dar , dé.
La intención era mover un hombre completamente desesperado, hacerle descubrir, que él era útil, y que su vida era importante para todos nosotros. Cuando murió, al cabo de 15 años de nuestro primer encuentro, me repetía el mismo lo que me dijo tiempo atrás:
"Si me hubieses dado trabajo, dinero, o una casa hubiese intentado el suicidio, porque lo que me faltaba no eran medios para vivir, sino una razón para vivir". Había encontrado "La" razón para vivir , que es amar.
Porque amar permite "ser mas profundamente yo, fuera de mí mismo".
Fue así como el Abbé Pierre y George, iniciaron las Comunidades de Emaús. Eran una persona a quien todo el mundo le había dejado de lado y otra que podía optar por unirse a ella y hacer algo juntos.
En 1951 el Abbé Pierre dejo el Parlamento y se dedicó plenamente a la cusa que acababa de descubrir, que no es simplemente la de los pobres, sino la de los pobres echándose una mano unos a otros para salir juntos de la situación de indigencia y marginación.
Da conferencia en Francia y en todo Europa creando conciencia de los grandes problemas sociales que tenemos. Llega a pedir limosna por las calles para cubrir los gastos de construir casas para los sin techo.
En 1954 hace una campaña por todo Francia llamada "La insurrección de la bondad". Llega mucho dinero a Emaús, pero nunca se deja el trabajo manual ni la austeridad de vida. La atención se centra principalmente en los sin techo.
Al cabo de un tiempo lo encontramos recorriendo el mundo entero con su mensaje.
En uno de sus viajes, en 1963, el barco naufraga, en Río de Plata, y el Abbé Pierre, que llegó a dársele por muerto, se libró por los pelos. Su salud, es cada vez mas delicada.
Recibe premios, condecoraciones, lo consultan políticos y dirigentes de primera línea, pero el no pierde la talla. Y procura que el protagonismo lo vaya cogiendo el Movimiento Emaús, que celebra asambleas Internacionales en 1969,71,74... La última es en 1999.
Al Abbé Pierre le toca hablar mucho, dar ideas, pero su maestro interior sigue siendo el compromiso, es decir las acciones concretas para promover a los mas desfavorecidos, reflexionadas y meditadas.
Por eso puede decir:
En mí no son las ideas las que suscitan a la acción. Las acciones se acumulan: una, después dos, después cinco, y llega un momento que eso llega a ser una idea, un claro pensamiento.
2001 el Abbé Pierre tiene ya 89 años. Cansado y enfermo, aún saca la cabeza allí donde se le necesita y las fuerzas se lo permiten. Habitualmente vive en la Secretaría de Emaús Internacional, cerca de París. |